Una manera de resistir la crisis y de expresarse
El jazz regresa a Saint Germain-des-Prés tras un 2020 en que no hubo cartel tras 20 años de actividad ininterrumpida. Fiel a su esencia, el jazz no inventa nuevos caminos sino que redescubre los viejos. Así, los músicos han tomado las calles y paseos del parque para vestir con su sonido el invierno parisino.
El pequeño barrio de la ciudad de la luz tiene tradición de atesorar talento y vieja escuela. También tiene fama de caro y elitista, una cerveza cuesta 10 euros y el metro cuadrado supera los 15000. Pero el sonido de Nueva Orleans ha devuelto el sabor a arte callejero, a música urbana y a antiguos ritmos del Bayou. Es la ventaja de los géneros minoritarios. El que ha sido pobre no teme volver a serlo.
Hemingway estaría orgulloso. Como él, muchos han sido los ilustres habitantes del barrio parisino. La oferta cultural siempre ha sido su emblema y, aunque el museo d´Orsay esté cerrado hasta nuevo aviso, resulta confortable recuperar los suaves lamentos jazzísticos.
Un ejemplo para otras plazas del mundo
Un barrio cerrado, una ciudad confinada y una realidad oscura para las artes escénicas que los músicos tratan de combatir recuperando el contacto con el público, aunque estén de paso. Desde DEARTE, siempre aplaudiremos la lucha y la reinvención, la supervivencia del talento y la capacidad de adaptación. Son tiempos complicados, pero pasarán. Y la música persistirá. Estamos de enhorabuena, el jazz regresa a Saint Germain des-Prés.
