Una breve historia de Medinaceli

Una breve historia de Medinaceli

Si queremos construir una breve historia de Medinaceli lo primero que debemos decir es que es, con justicia, una de las ciudades más bonitas de España. También de las mejor emplazadas: sobre un cerro que domina el paisaje circundante en la confluencia de los valles del Ebro y del Jalón. Bajo las losas de Medinaceli reposa un fértil pasado celtíbero, romano, árabe y cristiano.

La población soriana se cree que corresponde a la antigua ciudad celtíbera de Ocilis conquistada por el cónsul Marco Claudio Marcelo. En 1083 la tomó Alfonso VI, y en 1124 la conquistó Alfonso I de Aragón. Enrique II la erigió en condado y los Reyes Católicos en ducado.

Aunque se desconoce con concreción el lugar, se dice que en estas tierras está enterrado Almanzor, el poderoso y temido caudillo de la España musulmana, tras su derrota en la batalla de Calatañazor. Y durante la Guerra de la Independencia, el Empecinado se hizo fuerte en la plaza ante el ataque de las tropas napoleónicas.

Como toda completa visita que se precie, el inicio del recorrido del viajero por esta ciudad castellano leonesa debe comenzar por la plaza Mayor. Desde ella, que cuenta con una superficie de 5.000 metros cuadrados, puede perderse por el casco histórico, declarado Bien de Interés Cultural. Porticada, representa uno de los mejores ejemplos de plaza castellana.

A su lado se hallan el Palacio Ducal (siglo XVII) y diversas casonas de noble factura y fachadas blasonadas. Sus callejuelas están salpicadas de casas antañonas, palacios, miradores y edificios devocionales como iglesias o el convento de Santa Isabel, por ejemplo.

De las antiguas fortificaciones quedan escasos vestigios. El más sobresaliente, la llamada puerta de la Muralla, muestra un arco apuntado flanqueado por torres prismáticas.

EL ARCO ROMANO DE TRES VANOS, ÚNICO EN EL MUNDO

Una breve historia de Medinaceli no puede olvidarse de su arco romano de tres ojos (el único del país con estas características), construido entre los siglos I y III y que daba entrada a la ciudad por la calzada que unía Toledo a Zaragoza. l arco se alza con piedra sillar sin argamasa. Con 14 metros de altura, más de ocho de anchura y dos de espesor, está considerado único en su género.

Después el itinerario tiene que proseguir por la visita del castillo (siglo XIII) y la colegiata de la Asunción, donde se venera al Cristo de Medinaceli. Esta es de estilo gótico tardío.

Entre los edificios civiles destacan el magnífico palacio de los Duques de Medinaceli, del siglo XVII y reformado en el XVIII, cuyo interior alberga mosaicos romanos. La visita se completa con otros inmuebles religiosos como el beaterio de San Román y el humilladero formado por dos arcos de medio punto.

En una de sus plazuelas se alza un monolito con unos versos del escrito británico Ezra Pound, quien residió durante un tiempo en esta villa: Aún cantan los gallos al amanecer en Medinaceli.

(Texto extraído de lugaresconhistoria.com)

 

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